como los monos de gibraltar

martes, 8 de diciembre de 2009

CIENCIA FICCIÓN GUARRA 1: PRESENTACIÓN

Hay dos fenómenos en la ciencia ficción que toda persona culta debe conocer: los robots folladores y los alienígenas violadores.

Noto una inquietud, un murmullo creciente entre el público. No se alteren. Ustedes quizá piensen que estamos hablando de algo aislado, de películas raras, de cosas underground, de porquerías para gente de baja estofa. Pues no. El sexo guarro inunda la ciencia ficción con sus extrañas e inquietantes propuestas… y lo hace a lo grande en muchas ocasiones. Y es lógico, porque la ciencia ficción siempre se ha preocupado de esos temas enormes que atañen al ser humano. ¿Cómo podía ignorar por tanto un tema tan transcendental como el sexo?

Aquí, en el Pegamín 2000, estamos con el futuro a tope, y con el sexo, siempre con el sexo. No paramos de pensar en el futuro, el sexo, y en el futuro del sexo. Las mejores mentes de internet, o por lo menos las más perturbadas, les informaremos de todo lo que deben saber sobre este futuro erótico que se cierne sobre ustedes para hacerles de todo.

Prepárense para entrar en el mundo de las relaciones sexuales con máquinas cariñosas y seres extraterrestes cachondos; nunca volverán a mirar igual a su tostador ni a esa luz que cruza el cielo estrellado de noche. Quizá vean esas cosas con ojos más tiernos y amorosos.

INTRODUCCIÓN MECÁNICA: LA MÁQUINA DE FOLLAR

Cuando el bueno de Karel Capek, un escritor checo con inquietudes sociales, creó en 1921 en su obra R.U.R. lo que sería un robot, no pudo (o no quiso) imaginar hasta que punto su idea iba a calar hondo en la ciencia y en la cultura popular. Seguro que no pensó que el concepto se iba a desarrollar hacia los escabrosos temas de las relaciones interpersonales y las guarrerías sexuales. Pero era inevitable. Como en cualquier buena historia de mad doctors, las creaciones de Capek tomaron caminos insospechados y uno de ellos era, por supuesto, el del fornicio.

Porque si a Capek le inquietaban las posibilidades de una máquina que sustituyera al trabajador en la industria, con las inesperadas consecuencias sociales… ¿no resulta aún más inquietante el que una máquina sustituya al ser humano a la hora de follar?

A lo largo de diversas entregas, de forma anárquica y sin afán de análisis serio, nos adentraremos gozosos en distintas manifestaciones en la cultura popular de la idea recurrente de la máquina que folla. Y quizá se sorprendan de lo extendido y presente que está el inquietante concepto. Los robots, como parodias, metáforas o alegorías de la condición humana, no pueden ser ajenos a la dimensión sexual. Desde el momento en que se incorporaron a nuestra cultura estaban destinados a convertirse, en algún momento, en implacables máquinas de follar.

Veremos pues como las máquinas se lanzan a una orgía desenfrenada en el cine, en los cómics y en la literatura. Asistiremos asombrados a como se lo montan entre ellas y con sus creadores. Los apetitos de estos prodigios de la tecnología no conocen límites. Y nos superan.







4 comentarios:

paca dijo...

Se me ha adelantado, había pensado escribir un post sobre la dimensión sexual de la metáfora del cyborg...
Esto es inquietante...
Estaremos adquiriendo una mente colmena...

Haciendo Amig@s dijo...

Colaboren, hijos de puta.

Eso sí, yo ya tengo en preparación las siguientes entregas...

1- "El engendro mecánico"
2- "Saturno 3"
3- "Blade runner"
4- "Inteligencia Artificial"

Todo lo demás es un campo a explorar...

Lo de los alienígenas violadores no sé si les interesa desarrollarlo al mismo tiempo.

Avisen si quieren una introducción al tema. O si se la quiere currar alguno. Mis propuestas iniciales van a ser:

1-"Alien"
2-"Species"
3-"Torchwood"
4-"Starman"

Lo de los tebeos no lo tengo controlado... pero el eurotrash de Superwoobinda es fuente inagotable de cerdadas mecánicas. A ver si se anima.

Y si no, pues váyanse a la mierda.

Superwoobinda dijo...

Algo le pondré, pero cuando se calme la cosa, que menuda ventolera le ha dado.

Don Julito dijo...

Muy bueno. Dale.