La Noche de Reyes tiene un significado especial del que no todos son conscientes. Sabemos lo de los regalos, que es lo que gusta, pero lo más bonito de los Reyes Magos (que no eran reyes, ni magos, ni eran tres) es que, aunque presumían de ser sabios, fueron lo suficientemente gilipollas para decirle a Herodes que venían buscando al futuro rey de los judíos. Con dos cojones. Herodes se quedó muy mosqueado, porque realeza solo hay una y era la de su familia. Les dijo a los reyecitos que cuando encontraran al niño ese que le avisaran, que también él le iba a dar un regalito que se iba a enterar. Pero los muy cabrones salieron pitando nada más dejar los regalos y le dieron plantón a Herodes. Y claro, eso le sentó muy mal al rey de verdad, tanto que decidió matar a todos los niños de Belén que tuvieran la edad aproximada que le habían soplado los Reyes Magos. Es decir, a Jesús los Reyes Magos le regalaron oro, incienso y mirra y al resto de los niños del pueblo les trajeron una masacre. Creo que en Belén aún se están cagando en las putas madres de los Reyes Magos. Algo que invita a la reflexión. O no. Yo que sé.
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