como los monos de gibraltar

domingo, 21 de marzo de 2010

SEXONOMICÓN I

Amparito era una niña de 16 añicos que comenzaba a disfrutar de su esplendorosa pubertad. Salía con sus amigas a la discoteca y se lo pasaba muy bien, tenía muchos novios, le gustaba Lady Gaga y era muy popular por su belleza y simpatía. Pero sus allegados y familiares comenzaron a preocuparse cuando la notaron mustia, como una bella flor a punto de marchitarse. Interrogada sobre la causa de estar tan alicaída, Amparito comenzó a musitar algo sobre "los moscones". Vivía acosada por un zumbido ominoso que parecía proceder de ningún sitio y de todos."Era como si viniera de otro mundo, de otra dimensión ajena a la nuestra" susurró Amparito con ojos vidriosos. Inmediatamente la medicaron porque Amparito jamás había hablado de dimensiones ajenas a la nuestra y era evidente que no estaba bien de la cabeza. "Estudia demasiado la pobre" justificó su madre "Es que quiere ser jueza. O diseñadora gráfica". 
Amparito mejoró bajo los efectos de la medicación. Pero ya no salía tanto por las noches y prefería quedarse en casa estudiando. Un día, mientras sus padres veían El Hormiguero y celebraban dando palmas las ocurrencias de Pablo Motos, se escuchó un grito desgarrador procedente del dormitorio de la niña. Al entrar la habitación, los progenitores vieron una imagen estremecedora. Apartaron la vista del poster de Lady Gaga y chillaron. Su lindo retoño estaba tirada en el suelo, desnuda, y encima de ella, copulando frenéticamente, había un ser espantoso, peor incluso que aquel noviete que tuvo con rastas. Una mosca enorme, del tamaño de un pastor alemán, abusaba de la estremecida Amparito que parecía paralizada por el horror y apenas podía realizar unos espasmódicos movimientos pélvicos y emitir unos gemidos para intentar liberarse de su inhumano violador. El padre reaccionó al fin. Cogió un bote de insecticida y lo roció sobre la criatura abominable. El moscardon se frotó las patas con evidente irritación y se alejó zumbando desapareciendo en una pared como un fantasma."¡Es como si fuera de otra dimensión ajena a la nuestra!" exclamó la madre saliendo de su estupor. Los padres atendieron a la pobre Amparito y decidieron mantener el horrible incidente en secreto. 
Nueve meses después Amparito parió tres hermosas larvas que eclosionaron y crecieron hasta la edad adulta en unos meses. Una de las larvas se hizo concejal de un importante partido político nacionalista, otra tertuliano del canal Intereconomía y la última ganó un Goya al mejor director español.

10 comentarios:

Don Julito dijo...

Las Moscas de Tíndalos

Anónimo dijo...

Pésimo.
Dedícate a la boñiga geek...

paca dijo...

Jjajajajaja Arte y ensayo pegamin.
Me ha recordado a un momento de Vidas breves, en el que Delirio condena a un policía de tráfico a una vida cubierta de bichos imaginarios...
Genial Sr. Haciendo Amig@s.

Manuel Sainz dijo...

Sobrecogedor relato kafquiano que retoma el tema del sexo de los bichos que Kafca se dejó en el tintero hasta que ha llegado Haciendoamig@s a sacarlo a la luz.

no me lo creo dijo...

Y ninguna larva se hizo pegamita, anda ya...

Tereso dijo...

insectofilia... ¿para cuando un relato en el que la cacona sea el personaje principal?

Haciendo Amig@s dijo...

Yo que pensaba que lo del Sexonomicón era una idea original y resulta que hay precedentes de lo guarro en Lovecraft... me acabo de enterar hoy, después de escribir aquí la chorrada...

http://tinyurl.com/yjqquy4

El origen de los pegamitas puede salir en otra entrega, aún más necia que ésta. Pero depende de que encuentre la adecuada ilustración aberrante que me inspire.

Anónimo dijo...

Queremos saber la verdad.

paca dijo...

Bueno yo no soy una pegamita original aunque lleve mucho tiempo con este y otros nombres.
El origen de paca es múltiple y tiene que ver con excrecencias cancerosas que toman conciencia y control de sus anfitriones...
Un tema ochentero vamos...

Anónimo dijo...

Yo tampoco, pero me apunto a un bombardeo - de lefa, mierda y orines, claro-.