como los monos de gibraltar

jueves, 24 de junio de 2010

26 comentarios:

Anónimo dijo...

Este blog con las necrológicas está en la brecha

Haciendo Amig@s dijo...

http://bit.ly/c9xVY6

Anónimo dijo...

ahora sólo falta que 77 y su puta madre me coman la polla a la limón.

Anónimo dijo...

sí, a la lima y al limón te la van a comer a ti

Don Limpio dijo...

Alegrémonos, creo que entre las víctimas había algún sudacón.

Anónimo triste dijo...

Aquí en mi ciudad antes moría mucha gente atropellada en las vías. Cada años había unas cuantas desgracias.

Se acercaban al tren, en un paso nivel o haciendo el tonto, y el tren los absorbía y los destrozaba. Pero en muchos casos se trataba de suicidios. Y es que esta provincia tiene un índice de sucidios y averías mentales altísimo para la calidad de vida que se supone que hay y el orden que se respira.

En fin. Al final los hijos de perra del ayuntamiento han trasladado la línea férrea a los perímetros de la ciudad, para que así el suicida tenga que coger el autobús y haga gasto.

Anónimo dijo...

Ahora presionan para que hable al cónsul de Ecuador, tiene cojones.
En fin, lástima del extinto Gente, su equipo gore hubiese tenido un programa completo con tanto miembro suelto.

Anónimo triste dijo...

¿Y nadie piensa en el pobre conductor? Porque tiene que ser una cosa horrorosa coducir una máquina temible como esa, a tropecientos kilómetros por hora, que sabes que vas a destrozar, que vas a amputar, y tú ahí mirándolo, ¡qué instantes más malos pasaría el conductor!

¿Se taparía los ojos el conductor? Es que me lo imagino y me viene a la mente ese gesto de Arévalo cuando contaba el chiste del gangoso que va a la mili y se le pone el tanque delante. Como el de quien espanta una mosca, era el gesto.

Mar dijo...
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Anónimo triste dijo...

eso es la simbiosis hombre-máquina. De tanto estar tras esa armadura terrible el hombre ya no siente ni lo que es la carne ni lo que es la sangre. Como si se le hubiese estampado un mosquito en el limpia-parabrisas.

Mar dijo...
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Anónimo triste dijo...

pues al menos algo le salió bien en la vida a la mujer.

Mar dijo...
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Anónimo dijo...

Yo es que soy más de dar el portazo e irme, y tal.

Anónimo dijo...

A mí los portazos me ponen de una hostia que no veas

Anónimo dijo...

Entiendo que es preferible a abrir en canal al discutidor; más limpio, al menos.

Anónimo dijo...

Ninguna de las dos acciones

Maquinista Puff Puff dijo...

Antes tenía entendido que RENFE le cobraba una multa a la familia de los suicidas que se tiraban a las vías, por los retrasos y los trabajos de limpieza,

Anónimo dijo...

No veas que putada cuando hay un retraso

Anónimo triste dijo...

Creo que eso es en China, que se toman muy a pecho lo del Estado, o en Japón, que son muy cabrones y además no se pueden permitir un retraso ni que cada suicidio les cueste un descenso de la productividad. Muchos suicidios en Japón.

Don Julito dijo...

En mi antiguo barrio, un verano, llegamos al ratito de que un tren hubiera decapitado a una señora que se suicidó a lo japo, poniendo el cogote en la vía...llegamos en el mismo momento en que un policía cogía la cabeza...aunque estábamos a 50 metros y no se le distinguían los rasgos me entró un tembleque en las canillas que me dejó dos días rilado...me angustié mucho pensando en qué habría llevado a esa señora a desesperarse tanto como para tener la determinación de hacer algo así...aún, a veces, me sueño con eso, mezclándolo con una vez, siendo muy pequeño, que casi me eché encima de un pastor alemán muerto devorado por los gusanos y con una peste acojonante...desde entonces apeaderos y estaciones de tren, y especialmente sus alrededores, esos terraplenes llenos de mala hierba, esos páramos baldíos, me dan mucho mal rollo

en fin, que me voy a hacer ludita pero el e-reader sony y el ipod que no me los quiten que me hundo

Anónimo triste dijo...

Vaya, Don Julito, esas historias inciáticas de contemplación de la muerte son muy de Stephen King. Circulan mucho en la infancia, entre la realidad y la leyenda: encontrarse un colgado en un paseo por el bosque, ver al abuelito expirar en la cama...
Pero yo creo que nunca he visto un muerto humano. Ahora, que todos esos escenarios que citas, fronterizos, y por lo tanto, inquietantes, me producen una honda impresión. Y siempre, siempre, se ve por ahí tirado un zapato viejo sin su par.

Don Julito dijo...

sí, y doblao por el sol, descolorido...son síntomas claros de la entropía...

...no has visto muertos? joder, pues yo he visto unos cuantos...en mi familia no se andan con tonterías en ese sentido...he visto a mi abuelo, a mi abuela (a ella en la morgue, de cuerpo presente, la pobre, con lo que tuvo qué bregar en vida), a la señora ésta medio descuartizada, a unos mendas que se pegaron una hostia en la carretera de Valencia, delante mismo de nosotros, y se quedaron pajaritos, amén de vecinos, padres de colegas y parientes lejanos (propios y políticos) en su cajita, en el escaparate que supone el tanatorio de rigor (mortis)...en fin, que unos pocos, y no pasa nada...lo de la señora esta es que me pasó con 15 años (aunque ya había visto yo alguno antes) pero fue bastante truculento y, sobre todo, más allá del gore, me desazonó lo rota que estaría para hacer eso....entonces no me cabía en la cabeza que una señora de mediana edad pudiera optar por este tipo de final..me parecía cosa de rockeros, toxicómanos, artistas en general, banqueros caídos en desgracia o nobles romanos...ah, y algún esteta tipo Mishima...el resto de la población creía yo que morían en el tajo, en el portal fulminados por un largo romance con el tocino añejo y la chacina, devorados por el cangrejo o hechos un higo dentro de su vehículo a motor...en fin, que tampoco hay que tenerle miedo a la muerte, coño...que en algún momento uno se tiene que ir de la fiesta por bien qeu esté...ese miedo es para esos ansiosos que se van los últimos aunque no lo pasen bien, solo por si ocurre algo y se lo pierden

Anónimo triste dijo...

Pues sí, Don Julito, tiene usted toda la razón, y por eso se dice que quizá sea un atraso esa costumbre moderna de ocultar los muertos a los niños. Antes se les velaba una noche y se les presentaba a todos los familiares. Todos los nietos veían a sus abuelos muertos en la cama y en la mortaja.

Y ese suicidio en la vía pone los pelos de punta. Porque normalmente el suicida espera a que se acerque el tren y entonces salta y ya, ha sido un momentito de impulso, como el de quien se defenestra o se tira a la piscina de cabeza. Pero esperar con la nuca apoyadita en el rail tiene que ser para mear y no echar gota, sintiendo ya todas las vibraciones de la máquina minutos antes, cada vez más atronadoras, inundándote la cabeza y todo el cuerpo...

Así se suicidaron los ufólogos que aparecen en la película Platillos Volantes. Tiene un puntito místico, esta forma de suicidio.

Anónimo triste dijo...

También puede ser que tenga yo algún recuerdo encriptado, como le pasa a los abducidos. Es muy peliculero pero cada vez tengo más clara esa sensación de que algo se me escapa.

Ahora, la muerte como presencia indirecta, con el muerto elidido, sí que la tuve muy presente. Recuerdo una vez en el colegio que todo el mundo hablaba de un suceso. Un chaval del pueblo se había suicidado. Se ve que no valía para estudiar, había sacado muy malas notas y los padres le prohibieron participar ese año en la liga infantil. Y era el típico chaval que sólo valía para eso, que sólo tenía esa ilusión. Parar balonazos como un campeón, como Arconada.

Resulta que una mañana de sábado cogió una cuerda. ¿Dónde vas con esa cuerda?,le preguntaron los padres. Voy a cazar gorriones, que es para atarlos.

Y se fue al monte y se colgó.

Años después también se suicidó un vecino mío. Era un chaval ya mayor, muy educado, con un look así a lo rockabilli, una cosa sobria pero molona, en fin. Y una noche los padres bajaron puerta por puerta a dar la mala noticia a los vecinos, que parecían una pareja de la guardia civil pidiendo el aguinaldo.

Y es que esas casas de subvención oficial en las que vivíamos eran como para tirarse al río. Vivir en uno de esos pisos una familia numerosa era un horror. En invierno te helabas y en verano te caía un calor que ya venía con roña de fábrica. Y con todos los cuerpos amontonados como en la barca de la medusa.

Don Julito dijo...

Joder, no me extraña que fueras triste...demasiado alegre has salido, coño

qué pena me dan los suicidas, coño...pero no por su muerte sino por lo que tienen que haber padecido antes de tomar una decisión tan tajante...cómo debe sufrir una persona para hacer algo tan alejado del instinto, el sentido común y el poso cultural y religioso...qué abismos debe transitar cuando dejar de existir se le antoja una liberación o un mal menor...qué lástima no poder refugiarse en alguien, hallar consuelo o soltar el veneno en compañía para seguir tirando...en fin, que no sintamos nunca esa pena tan negra y tan tremenda que hace que un Talgo pasándote por encima te parezca como una madre dándote un beso de buenas noches...