como los monos de gibraltar

jueves, 7 de octubre de 2010

La rosa y el látigo

Cuando era un niño pobre en Valladolid, los chavales le canturreaban eso de "alto y estrecho de culo, maricón seguro". Umbral era un protodandy, a la manera castellana, claro, un chaval pulido, con su bufanda, con sus guantes amarillos, incluso. El cuerpo helado de pajarito; las manos y la garganta, calientes. Habitaba en él un resentimiento de clase, un extrañamiento tanto del proletariado como de las familias bien. Mientras oía las burlas y espíaba en la distancia, se afanaba en leer y leer cada volumen de la biblioteca, coleccionando nombres de autores, coleccionando referencias y autoridades. Algún día él superaría a esos señores del Casino y del Centro Cultural y entonces sí que sería dandy, alto y orgulloso.

Preparaba así Paquito el asalto a Madrid, que era el último bastión, donde estaba todo y que lo era todo. Madrid, ese sumidero de España, ese pesebre, esa colmena, ese nido, ese nombre de burocracias; Madrid, ese rótulo del poder.

Llegó al fin a Madrid y venció como periodista afanoso, y entonces se obligó a seguir ganando batallas, a coleccionar galones, a forzar cada orificio y cada recoveco. Pasaba por cualquier kiosco y repasaba con la mirada los periódicos y las revistas en donde ya había dejado su marca. "Ese sile, ese sile... sile, sile, sile...Nole. Umm." Anotaba mentalmente que había que cubrir ese hueco y seguía su camino haciendo planes. Era entonces ya un hombrecito casado, con una chica de Valladolid, una novia guapa de paseo, misa y vermú, pero eso no contaba. En sus novelas, Francisco seguía siendo Francesillo, ese joven eternamente iniciático de las novelas picarescas. Seguía siendo huérfano, golfo y niño. Un extranjero recién llegado a la capital, habitante de pensiones sórdidas. En sus novelas, en fin, sólo él y el mundo.

Pasó el tiempo y ya no salió de Madrid. Umbral era Madrid y Castilla, y poco más. ¿Qué iba a hacer Umbral en París? ¿Un bocata de chope? Alguna vez fue y siempre acababa en un cine porno, o viviendo aventuras sexuales más imaginarias que reales. Entonces volvía a Madrid y se pasaba por el Gijón, cenaba en casa de una marquesa, le llamaban de la Redacción... Aquello era otra cosa, vaya.

***


Quiso tener un niño y lo tuvo, tan parecido a él, angelito rubio y piel clarísima, inasible y frágil como pan de hostia. Fue su golem de arcilla blanca y se le deshizo en las manos.

Desde que murió, ya nunca dormía bien por la noche. Se levantaba, escribía un artículo más para cualquier revista, echaba una meada y se miraba al espejo. Doblemente huérfano se veía. Empezó a tomar valium y a tomar mucho whisky, porque un hombre ha de tener algún vicio y algún argumento.

Sus amigos modernos le recomendaron el psiconálisis. Fue alguna vez a la consulta del analista, que seguro que iba con tiento pero viéndolo claro, a nada que hubiese leído sus obras. Pero claro, es lo que tiene el psiconálisis, le debió de preguntar por su madre, algo así, y Umbral se rebotó. "¿Pero qué es lo que quiere, a ver? Si quiere me saco la chorra ahora mismo, que yo no tengo pudor alguno. Me la saco ahora y me meo en la alfombra, ¿eh?, sin problema".


Diciembre de 1999. El niño de provincias es investido doctor honoris causa por la Universidad Complutense de Madrid. Por fin en la universidad, Francesillo sale en los papeles con toga, birrete y petaca de whisky. Está ya mayor y la gente le conoce por lo de Mercedes Mila. Algunos le confunden con Cela.

Octubre de 2002. Umbral acude al funeral de Juan Antonio Bardem, uno de los últimos rojos de cuando los rojos eran de Rusia. Es una tarde hosca y lluviosa y a Francesillo le viene todo el frío de aquella época. "De la infancia, recuerdo el frío", decía siempre, y cuentan que a veces abandonaba las cenas y las reuniones para ir a forrarse el cuerpo de papel higénico en los retretes, tiritando de hipocondria. Aquella tarde de Todos los Santos también tiritaba hasta la lluvia, mientras los congregados en torno al Bardem muerto alzaban los puños y cantaban la Internacional. Allí estaba Francesillo, asomando el bracito blanco por encima del abrigo, un poco carne de pollo, como aterido por la impostura.
Recordó la escena Eduardo Martínez Rico, un joven ex-amigo que le hizo biografías y entrevistas. Estaba ya muy anciano el maestro y se dejó halagar y habló y habló ufano como se habla a los chavales bisoños en la barra de un bar. Pero luego, solo en su jardín de Majadahonda y con la mantita sobre las piernas, no le gustó verse así, en el psicoanálisis de otro, ya casi muerto y convertido en caricatura, olvido y triunfo de los vivos.

42 comentarios:

Anónimo dijo...

"Allí estaba Francesillo, asomando el bracito blanco por encima del abrigo, un poco carne de pollo, como aterido por la impostura."
Su decadencia fue larga y obscena, a la vista de todos, cada día, con esa columnas dementes de la ultima página del Mundo, caricaturizando la retórica que le hizo único hasta convertirla en un sarta de ripios rancios y chascarrilos previsibles.

Anónimo dijo...

El dandismo es algo muy triste.

Anónimo triste dijo...

Sí que lo es, Millana. Recuerdo una calurosísima Feria del Libro del Retiro... iba yo paseando por delante de las casetas, pasé por delante de la de Reverte, a reventar, por la Almudena Grandes, lo mismo... y de pronto, ahí estaba, solito, Luis Antonio de Villena, con sus tirantitos y su camisa perfumosa, como un feriante anacrónico. Qué pena me dio el hombre, me miró como un cachorrito triste.

paca dijo...

Nostalgia sobria. Como inglesa. Pero menos fría.
He de confesar que Umbral me atería...

Barón Dandy dijo...

Que sabréis vosotros de dandismo, piltrafillas.

Anónimo triste dijo...

"Umbral: El frío de una vida". Muy recomendable. Escrito por Anna Caballé, feminista, especializada en literatura memorialista y tal.

Anónimo dijo...

Barón, la imagen del anuncio de colonia muestra una antítesis del dandy. El dandy como yo lo entiendo no es un hombre carnal, no está interesado en el mundo físico, al revés, le parece soez, ordinario, bajo. Un dandy siempre se encontrará incomodo desnudo. El dandy florece con las palabras, las ideas y las cosas, las cosa bonitas, claro, y los símbolos. El dandy se relaciona con los otros sólo como salonard, como pavo real del entretenimiento y la vanidad en frio. El dandy es un hombre al que no se puede abrazar.

Don Julito dijo...

Joder, Triste...qué haces aquí, tío? lo digo desde la admiración, la estupefacción y la envidia más cochina...eres un monstruo y a partir de ahora te voy a rezar todos los días...empezaré por general la iconografía: el sagrado gin tónic, la manta aúrea, la trenza de bolsas de Spar, la chamarra olímpica...porque tienes chamarra, no? todo Burgos es una chamarra, intuyo

juana duval, otra que tal dijo...

dandy era el maestro de umbral, el del bigotito imposible que dicen vendía judíos en el parís ocupado, que se hacía la manicura cuando aquí ninguno que se vistiese por los pies se hacía esas cosas, que era demoníaco y rezador, el monstruo gemelo enemigo de pedro josé gálvez, la otra españa, otro tipo de dandy este más brutto, con la momia de su hijo a cuestas a ver si le sacaba algunas perrillas para el cotidiano sustento dando penita y eso, monstruos queridos y abominables como son los dandys


lo otro, petite millana, es país de la piruleta, principito de disney, lo contrario de lo dandesco, de lo dantesco

Anónimo triste dijo...

Ahh, Ruano, sí, qué personaje y qué figura. Prada le hizo un retrato bastante divertido en su novela, aunque creo que el personaje real lo rebasaba con mucho.

Encontré un librito suyo en la biblioteca de mi pueblo, un conjunto de relatos y estampas de su vida en Cuenca que es muy recomendable.

Anónimo triste dijo...

Julito, sí, la chamarra es muy de aquí, al menos antes se decía así, "chamarra", a esos abrigos un poco informes, que caían de cualquier manera. En invierno, la chamarra; en verano, la rebequita (aunque yo no uso).

rebequita para todos, anda, clemen, ponte la rebequita dijo...

rebequita pegamita y se acabaron las disensiones y mogollones

El último pegamita dijo...

Ahora que se ha ido Ramón os ponéis cultos, cobardes. ¿Qué va a ser lo próximo?¿Una tertulia literaria?Quo vadis,Pegamín?

Macarrismo dijo...

Joder Triste que grande.
Tiene razon DonJu ¿que cojones haces aqui? ¿eres como un kerouac dandy, revolcandose en la mierda (el pegamin) para poder hacer tu obra maestra o que?

Tereso dijo...

Creo que si miras un poquito en las otras entradas podrás observar las picudas teticas de unas chicas de esas de antes, una mujer indicadando donde se debe introducir la pilila acostada en una seudo alfombra persa y youtubes para los amantes de la imagen en movimiento y de la canción popular urbana. En Pegamín hay para todos, inclusos para los eructitos.

Tereso dijo...

* Eruditos, sepan disculpar

Jane Doe dijo...

Yo me reía de una de mi clase que decía que "nunca se tienen suficientes rebequitas de entretiempo". De tanto repetir la frase burlonamente se me ha quedado en vocabulario y la gente me juzga mal.
Me pasa mucho eso a mí, decir las cosas mal por la gracia tantas veces que al final se te escapan donde no debes, como aquella vez que le dije a un profesor que me era "indisoluble" tener la tutoría a una hora u otra. Me había fumado un porro, creo. Suspendí.

Anónimo triste dijo...

Pues si no llega a ser por el Pegamín no habría vuelto a escribir más que la lista de la compra. Que también tiene su gracia y le pongo mimo, pero luego siempre me la olvido y tengo que tirar de memoria.

Jane Doe dijo...

"Habría vuelto a escribir"
Dónde escribías antes? Y qué escribías?
El Misterio crece y yo me consumo..

Don Julito dijo...

Tendrás a las cajeras enamoraditas, no, Triste? bueno, enamorar a las de Día no tiene mucho mérito, que las pobres son feúcas....a ver si rescato un post del antiguo Pegamin, sobre la fealdad de las cajeras de dicho supermercados

Anónimo dijo...

Pues sí Julito. Y además de escribir bien tiene voz sugerente, nombre eufónico, altura y tipito, ahí lo dejo por no entrar en otras evidencias melindres.

Anónimo dijo...

¡Calla, calla, no quiero saber esas cosas!

Anónimo triste dijo...

Es que a mí la luz de los supermercados me va muy mal, Julito, pero alguna mirada intensa he intercambiado.

Y sí, las pobres del Día suelen ser feucas, pero al de mi barrio ha llegado hace poco una chavalita de rostro muy delicado, de damita tuberculosa, que está muy bien.

Don Julito dijo...

Anónimo...tú conoces a nuestro Triste? cuéntanos sobre él

Anónimo triste dijo...

Yo escribía como Pepín Bello, así en el aire.

Y poca cosa más y algunas cartas muy profusas, antes de que internet se llevara todo por delante.

jesus droggy himself dijo...

triste soy yo.yo soy de trieste

Don Julito dijo...

Vete pal frente, que te necesitan

Anónimo dijo...

Yo no quiero romperle el aura desde el atrevido anonimato vetusto, Donju. Que su misterio es parte de su encanto, y su encanto es amplio y ahora público y notorio. A Millana decirle que hasta es guapo, y de manos propias.

Don Julito dijo...

Hostia, vaya fichaje hemos hecho...escribe mejor que nosotros y encima es guapo, qué hijodeputa....y a ver como le echamos sin que se note

Haciendo Amig@s dijo...

Es que después de escribir esto a ver como se anima uno a publicar sus mierdas. Ya te vale, Triste.

priest dijo...

Qué bonito Triste. Las páginas que le dedicaron en el periódico a su muerte no le llegaban ni al roído calcetín de lo que has escrito.

Y Anónimo, no des más datos de Triste, anda.

Jane Doe dijo...

Estoy de acuerdo con Priest, el Misterio que lo vaya revelando (o no) él mismo, a su estilo. Aunque lo de "nombre eufónico" me ha encantado, será que riman su nombre y su apellido?

Anónimo dijo...

Qué impertinencia la del fan fatal...Si no he dicho nada y lo he dicho todo. Además, eran unas simples pinceladas para darles vidilla a esas fans de bajos húmedos. A mi plin, para mi el misterio está casi resuelto. Y no, querida Jane, no es eso, piense mal y acertará.

Anónimo dijo...

De todos modos, si no doy más detalle es por mi inconmensurable respeto y veneración a la figura de Triste, no porque lo diga fulano o mengano, claro está.

Anónimo dijo...

Paca, que se te ve el plumero

paca dijo...

Cual de ellos?

Anónimo dijo...

El más prominente, of course

Anónimo dijo...

miguel?
a cenar

Anónimo dijo...

Ya voooy!!!!

Anónimo dijo...

La dacha.....¿Estaba en Boadilla o en Las Rozas de Madrid?

Anónimo triste dijo...

Ahora me haces dudar, pero yo creo que en Boadilla. De todas formas a mí todos esos lugares de la sierra me suenan igual. No loa conozco nada de nada.

Anónimo triste dijo...

Pues tenías razón, Anónimo, creí que era otra casa, pero no.