como los monos de gibraltar

jueves, 8 de marzo de 2012

23 comentarios:

Anónimo dijo...

Un chiste?

Anónimo dijo...

El alcalde y el secretario del ayuntamiento de un pequeño pueblo, va a la ciudad para cambiar el viejo autocar por uno nuevo y de paso pasar unos días de diversión y mujeres. Pero la realidad es otra menos agradable y no es tan fácil tanta francachela como se prometían.

Anónimo dijo...

Ni por la naturaleza del suelo que habitamos, ni por la raza, ni por el carácter, parecíamos destinados a formar una gran nación. Sin unidad de clima y producciones, sin unidad de costumbres, sin unidad de culto, sin unidad de ritos, sin unidad de familia, sin conciencia de nuestra hermandad, ni sentimiento de nación, sucumbimos ante Roma, tribu a tribu, ciudad a ciudad, hombre a hombre, lidiando cada cual heroicamente por su cuenta, pero mostrándose impasible ante la ruina de la ciudad limítrofe, o más bien regocijándose de ella.

Mas no sigamos en estas amargas reflexiones. Contribuir a desalentar a su madre, es ciertamente obra impía, en que yo no pondré las manos. ¿Será cierto, como algunos benévolamente afirman, que la masa de nuestro pueblo está sana, y que sólo la hez es la que sale a la superficie? ¡Ojalá sea verdad! Por mi parte, prefiero creerlo, sin escudriñarlo mucho. Los esfuerzos de nuestras guerras civiles no prueban, ciertamente, falta de virilidad en la raza; lo futuro, ¿quién lo sabe? No suelen venir dos siglos de oro sobre una misma nación; pero mientras sus elementos esenciales permanezcan los mismos, por lo menos en las últimas esferas sociales; mientras sea capaz de creer, amar y esperar; mientras su espíritu no se aridezca de tal modo que rechace el rocío de los cielos; mientras guarde alguna memoria de lo antiguo, y se contemple solidaria con las generaciones que la precedieron, aún puede esperarse su regeneración; aún puede esperarse que, juntas las almas por la caridad, torne a brillar para España la gloria del Señor, y acudan las gentes a su lumbre y los pueblos al resplandor de su Oriente.

Anónimo dijo...

Gonzalo es un hombre joven, moderno y mujeriego, es director de relaciones públicas de una gran empresa de cibernética. Tiene una fe ciega en la electrónica y se vale de cosme, un experto en ordenadores, para programar su vida amorosa, Así tiene al retortero a un manojo de jóvenes y bonitas muchachas cuyo historial y comportamiento lo procesa por medio de sus computadores ...

Anónimo dijo...

Un trabajador de la fábrica y el sindicato de Enicem,Mambelli es el portavoz de sus amigos, de la que es especialmente valorado. Un día salvó de una paliza a Claudio de los neofascista y lo lleva a su casa. Claudio, sin embargo, es un homosexual y esto trae el caos en la vida de Bernard.

crom dijo...

alguien debe de estar contando sus memórias

Anónimo dijo...

Era un inocentón lugareño de un pueblecito de Cáceres, que cuidaba ganado y faenaba en el campo. Pero ahora José Fernández Arriba, más conocido como Pepito Piscina, tras despabilarse durante el servicio militar en Melilla, donde empezó a desarrollar sus extraordinarias habilidades mercantiles, ha llegado a ser en Madrid un hombre popular que dedica principalmente su tiempo a dos honestas actividades: vender coches de lujo y ligar con la primera mujer que se le viene a las manos. El mote de Pepito se debe a que su campo principal de operaciones son las piscinas, en las que puede observar a placer la anatomía de las bañistas que las frecuentan para elegir la mejor, y colocar sus coches, en combinación con los empleados y camareros a los que premia con generosas comisiones.

Anónimo dijo...

viva la pepa

Anónimo dijo...

y tu puta madre

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

Fin

Tereso dijo...

los anónimos cada vez más minimalistas, hay que ver.

Anónimo dijo...

;)