Pese a que a primera vista puede parecer un lugar inhóspito y sin encanto, es la vivienda escogida por cientos de vendedores de La Farola que, inasequibles al desaliento, te saludan al entrar, salir o simplemente pasar por delante a la espera de una propinilla o una oferta de trabajo en forma de carga de bolsas de la compra.
Por sus excelentes vistas a la calle llena de mierda y los atascos de la hora de salir del curro, se trata de una posición muy disputada con la gitana rumana de turno, dándose no pocos casos en los que se ven obligados a convivir de forma más o menos pacífica.
jueves, 28 de enero de 2010
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5 comentarios:
Poco le falta al pegamin2000 para ser como estos mercados.
el miniP ya lo es
Ya me gustaría a mí que hubiera turli en los plátanos aquí
En Venezuela los supermercados se han reconvertido en cuarteles militares.
Mira, al revés que en España
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