Comenzare mal y me justificaré diciendo que desconozco si se dedicó ya una entrada sobre esto en el Pegamín caducado. Si es así se van a comer la chapa otra vez.
Los lugares de consumo habituales de estas substancias blandis eran los mismos donde se suele consumir cualquier otro tipo de droga con cierta discreción, aunque era común hacerlo en descampados desiertos, acondicionados con algún tipo de sofá pordiosero y maderas en plan cabañita que taparan un poquito el percal a ojos de familiares, vecinos u ociosos guripas. Las esnifaban habitualmente jóvenes escolares o gitanillos comprendidos en una edad de 12 y 14 en su mayoría, ya de más mayorcitos evolucionaban a otros tipos de drogas más duras por simple inercia o se lo tomaban como algo puntual. En todo caso tampoco faltaba el miserias de turno un par de años mayor o directamente el pureta, estos últimos por regla general con algún tipo de discapacidad psíquica o brotes esquizos, que básicamente se les aceptaba por crueldad y para que se gastaran las ayudas sociales en los ansiados fluidos. En mi caso era uno de unos treinta y tantos, que si le decías que Bruce Lee había muerto le daba un Tourette y se daba de talegazos en la cabeza compulsivamente con las manos hasta la extenuación. En todo caso un ser inofensivo, que daba charlas terribles sobre Los 4 Dedos de la Furia o El Luchador Manco, con las que entretenía a los chulitos de gimnasio a los que les hacia sus catas de fantasía con amaneramientos de síndrome de down. También había otro, de unos 16 o 17, el que por cierto iba a mi mismo colegio, al que un día se presentó con una ballesta descargada con la que aterrorizó a las madres, que tampoco es que se apalancara en plan vicioso para camelarnos el material, sino que directamente esperaba a que nos quedáramos noqueados para intentar convencernos de que le comiéramos el rabo. Y es que uno de los efectos es cierta subida de la libido, calores abrasadores acompañados de un erizamiento del vello capilar, noción confusa del tiempo, sensación de ingravidez, visión borrosa y perdidas temporales de la memoria que llevan a que en ocasiones se perciban situaciones que han pasado con anterioridad un tiempo después, entremezclando recuerdos recientes. También una distorsión del sentido auditivo, con un rechinar cómo metálico del ruido ambiental y un permanente sonido atronador, cómo de música industrial, el que se acompasa con el ritmo del corazón. Y en general un abotagamiento de cojones que puede llevar al desmayo, y que se prolonga levemente durante una pesada resaca que puede durar horas. El efecto varía mínimamente dependiendo de la substancia, sobretodo en la duración del auge del pelotazo.
Se podían consumir varias cosas para un mismo fin. Lo más conocido el pegamento para madera, que no cola para papel, que a más de un gilipollas lo linchamos a hostias después de salir de la ferretería (a la que siempre había ese canguelillo a entrar) con cola blanca. Algún subnormal profundo llegó a traer algún día hasta aguarrás, insistiendo entre toses de viejo que eso subía que no le hiciéramos el follapalos. En cuanto al modo de uso es bien conocido, pero lo aclararemos por si algún chaval lo busca en el Google, se vierte el tubo o cubo en una bolsa de chuches, Matutano o del Pryca (en tu caso chaval del Carrefour, sino no sube) y se sopla la misma hasta que aquello se queda seco. Su sabor es picantillo a la nariz y al esófago, como de comer wasabi en una gasolinera.
El disolvente industrial era otra opción mucho más popular, como se solía decir estaba más bueno, no picaba tanto como el pegamento y era más digerible, aparte de que cundía más. Con una garrafa de cinco litros tenias para tu buena semana entre unos cuantos, y el modo de aplicación era más simple, solo se tenia que mojar el puño de una chaqueta (esas bombers) o el cuello de la camiseta (que acababa como un coño después de un fistfucking), había gente, los mas fisnos, que se traían un trapito de casa y lo más guarros se quitaban un clacetin. En general se podía consumir en cualquier tela, siempre que fuera absorbente, el nylon de las mochilas no valía, que más que aspirar te metías un chupito. También había que tener en cuenta que era un producto inflamable de cojones, más vale que no se te ocurriera darle a ese piti que te habías comprado en el quisoko a duro ya que podías acabar como el Dr. Phibes. De hecho, sé de algún caso de chavales que, en un encabronamiento de sus compañeros de inhalación, habían acabado quemados a lo bonzo tras la chispa de un Clipper.
Otra variante era el disolvente de Tipex, más asequible y al alcance de todo escolar. Ademas se podía tomar destrangis en el patio o en casa y hasta le podías pedir a tu vieja que te lo comprara. El modo de uso era el mismo, más dosificado al ir a gotitas y debido a su ridículo tamaño duraba menos. El sabor de este era realmente asqueroso, amargante y mohoso.
Lo más refinado de todo el espectro era el Cloretilo, un relajante muscular, de uso muy habitual en el mundo del deporte, que vendría a ser una especie de Rephlex (que no hace falta que lo intenten que no coloca). La adquisición era mucho mas jodida ya que solo estaba de venta en farmacias, no requería receta, pero era la excusa recurrente para no vendértelo de ese farmacéutico que velaba por tu salud. Normalmente se pedía con una coletilla como para hacerse el entendido: "Me da Cloretilo pa los músculos" y después se añadía la morcilla "Es para mi abuela que se ha caído por las escaleras". También era muy curioso el envase, ahora nos sé como será (cuando quieran quedamos para darle unos tiros), pero en su día era un recipiente transparente, con un dosificador azul de forma cónica con dos cilindros laterales, que servían para presionarlo con los dedos en forma de V y que salieran un chorrito finísimo. El modo de empleo era le mismo que con el disolvente, es decir en una superficie absorbente, aunque tenía la peculiaridad de que, como el Rephlex, producía ese efecto frío que duraba unos segundos dejando escarcha en la tela. Los efectos difieren un poco de las anteriores substancias que son mucho más contundentes, deja algo más de margen de lucidez, el efecto es mucho más efimero y provoca distorsiones visuales que podrían definirse como caleidoscópicas. Su sabor es agradable y dulzón pero se evapora enseguida. Una cosa muy de tías sea dicho, que tenían más mano para hacerse con él.
Había también otras cosas raras que no recuerdo el nombre, como un producto de limpieza rosa que también era muy azcucarado y otras historias puntuales de las que te surtía ese betatester que se había comprado media droguería. También se podía uno poner cebollón con el gas sobrante de los aerosoles, los de laca mismamente, de hecho descubrí en la peli All the Boys Love Mandy Lane que la chavalería lo hace con los botes de nata montada, osea que ojito cuando se amorran al pilón cómo cerdos.
Los lugares de consumo habituales de estas substancias blandis eran los mismos donde se suele consumir cualquier otro tipo de droga con cierta discreción, aunque era común hacerlo en descampados desiertos, acondicionados con algún tipo de sofá pordiosero y maderas en plan cabañita que taparan un poquito el percal a ojos de familiares, vecinos u ociosos guripas. Las esnifaban habitualmente jóvenes escolares o gitanillos comprendidos en una edad de 12 y 14 en su mayoría, ya de más mayorcitos evolucionaban a otros tipos de drogas más duras por simple inercia o se lo tomaban como algo puntual. En todo caso tampoco faltaba el miserias de turno un par de años mayor o directamente el pureta, estos últimos por regla general con algún tipo de discapacidad psíquica o brotes esquizos, que básicamente se les aceptaba por crueldad y para que se gastaran las ayudas sociales en los ansiados fluidos. En mi caso era uno de unos treinta y tantos, que si le decías que Bruce Lee había muerto le daba un Tourette y se daba de talegazos en la cabeza compulsivamente con las manos hasta la extenuación. En todo caso un ser inofensivo, que daba charlas terribles sobre Los 4 Dedos de la Furia o El Luchador Manco, con las que entretenía a los chulitos de gimnasio a los que les hacia sus catas de fantasía con amaneramientos de síndrome de down. También había otro, de unos 16 o 17, el que por cierto iba a mi mismo colegio, al que un día se presentó con una ballesta descargada con la que aterrorizó a las madres, que tampoco es que se apalancara en plan vicioso para camelarnos el material, sino que directamente esperaba a que nos quedáramos noqueados para intentar convencernos de que le comiéramos el rabo. Y es que uno de los efectos es cierta subida de la libido, calores abrasadores acompañados de un erizamiento del vello capilar, noción confusa del tiempo, sensación de ingravidez, visión borrosa y perdidas temporales de la memoria que llevan a que en ocasiones se perciban situaciones que han pasado con anterioridad un tiempo después, entremezclando recuerdos recientes. También una distorsión del sentido auditivo, con un rechinar cómo metálico del ruido ambiental y un permanente sonido atronador, cómo de música industrial, el que se acompasa con el ritmo del corazón. Y en general un abotagamiento de cojones que puede llevar al desmayo, y que se prolonga levemente durante una pesada resaca que puede durar horas. El efecto varía mínimamente dependiendo de la substancia, sobretodo en la duración del auge del pelotazo.
A estas sofisticaciones no llegabamos.
Si es que son más listos que el hambre.
Si es que son más listos que el hambre.
Se podían consumir varias cosas para un mismo fin. Lo más conocido el pegamento para madera, que no cola para papel, que a más de un gilipollas lo linchamos a hostias después de salir de la ferretería (a la que siempre había ese canguelillo a entrar) con cola blanca. Algún subnormal profundo llegó a traer algún día hasta aguarrás, insistiendo entre toses de viejo que eso subía que no le hiciéramos el follapalos. En cuanto al modo de uso es bien conocido, pero lo aclararemos por si algún chaval lo busca en el Google, se vierte el tubo o cubo en una bolsa de chuches, Matutano o del Pryca (en tu caso chaval del Carrefour, sino no sube) y se sopla la misma hasta que aquello se queda seco. Su sabor es picantillo a la nariz y al esófago, como de comer wasabi en una gasolinera.
El disolvente industrial era otra opción mucho más popular, como se solía decir estaba más bueno, no picaba tanto como el pegamento y era más digerible, aparte de que cundía más. Con una garrafa de cinco litros tenias para tu buena semana entre unos cuantos, y el modo de aplicación era más simple, solo se tenia que mojar el puño de una chaqueta (esas bombers) o el cuello de la camiseta (que acababa como un coño después de un fistfucking), había gente, los mas fisnos, que se traían un trapito de casa y lo más guarros se quitaban un clacetin. En general se podía consumir en cualquier tela, siempre que fuera absorbente, el nylon de las mochilas no valía, que más que aspirar te metías un chupito. También había que tener en cuenta que era un producto inflamable de cojones, más vale que no se te ocurriera darle a ese piti que te habías comprado en el quisoko a duro ya que podías acabar como el Dr. Phibes. De hecho, sé de algún caso de chavales que, en un encabronamiento de sus compañeros de inhalación, habían acabado quemados a lo bonzo tras la chispa de un Clipper.
Otra variante era el disolvente de Tipex, más asequible y al alcance de todo escolar. Ademas se podía tomar destrangis en el patio o en casa y hasta le podías pedir a tu vieja que te lo comprara. El modo de uso era el mismo, más dosificado al ir a gotitas y debido a su ridículo tamaño duraba menos. El sabor de este era realmente asqueroso, amargante y mohoso.
Lo más refinado de todo el espectro era el Cloretilo, un relajante muscular, de uso muy habitual en el mundo del deporte, que vendría a ser una especie de Rephlex (que no hace falta que lo intenten que no coloca). La adquisición era mucho mas jodida ya que solo estaba de venta en farmacias, no requería receta, pero era la excusa recurrente para no vendértelo de ese farmacéutico que velaba por tu salud. Normalmente se pedía con una coletilla como para hacerse el entendido: "Me da Cloretilo pa los músculos" y después se añadía la morcilla "Es para mi abuela que se ha caído por las escaleras". También era muy curioso el envase, ahora nos sé como será (cuando quieran quedamos para darle unos tiros), pero en su día era un recipiente transparente, con un dosificador azul de forma cónica con dos cilindros laterales, que servían para presionarlo con los dedos en forma de V y que salieran un chorrito finísimo. El modo de empleo era le mismo que con el disolvente, es decir en una superficie absorbente, aunque tenía la peculiaridad de que, como el Rephlex, producía ese efecto frío que duraba unos segundos dejando escarcha en la tela. Los efectos difieren un poco de las anteriores substancias que son mucho más contundentes, deja algo más de margen de lucidez, el efecto es mucho más efimero y provoca distorsiones visuales que podrían definirse como caleidoscópicas. Su sabor es agradable y dulzón pero se evapora enseguida. Una cosa muy de tías sea dicho, que tenían más mano para hacerse con él.
Había también otras cosas raras que no recuerdo el nombre, como un producto de limpieza rosa que también era muy azcucarado y otras historias puntuales de las que te surtía ese betatester que se había comprado media droguería. También se podía uno poner cebollón con el gas sobrante de los aerosoles, los de laca mismamente, de hecho descubrí en la peli All the Boys Love Mandy Lane que la chavalería lo hace con los botes de nata montada, osea que ojito cuando se amorran al pilón cómo cerdos.
50 comentarios:
WTF!!!
¡Cómo ha cambiado este país en tan pocos años!
El Cloretilo cundió mucho en Valencia
Sí, a menudo a los newbies ambientoides el cloruro de etilo se lo venden como popper, cuando sus efectos son bastante distintos.
Es que te pone tu propia banda sonora de bacalao en el bolo.
El popper no lo he probado jamas, ¿usted paca?
tesina sobre popper ya!!!!!!!!!
Pues si, una vez. Nunca más...
Fue muy molesto después del subidón, que en mi caso no fue nada erógeno...
Pregunten al ex líder de Locomía:no me cabe duda de que la redactaría encantado.
Por lo que he oído, parece una droga más apropiado para el sexo atontao y bruto que para el deleite erótico. Vamos, a un paso de esas cosas que os echan en la bebida cuando viajáis a países exóticos.
El que presumía de tomarlo, junto al porro y el cialis, era Sánchez Dragó, pero es que él es un poco tonto cuando habla de esas cosas, que parece que esté intentando escandalizar a las viejitas que le ven por la tele.
Uno de nuestros fabulosos compañeros de redacción, un periodista vamos, se pone tibio a hebras de plátano.
"Por lo que he oído, parece una droga más apropiado para el sexo atontao y bruto que para el deleite erótico."
Precisamente sé de algún que otro caso de abuso también por estas drogas. Aunque no me encajaba con el texto y me parecía demasiado sórdido, lo he dejado entrever. Y es que una de ellas fue que el chaval este mayor que iba con nosotros, en otra tropa posterior a la nuestra que conocíamos por ser hermanos pequeños de tal o cual, cogió a uno (que era bastante tontico, la verdad, creo que por algún tipo de endogamia familiar, que los hermanos tenían telita también) y le obligó a comerle la polla. Después le prendió fuego para que no contara nada, provocandole quemaduras en toda la parte torácica, las que ya crecidito bien supo aprovechar para dar más miedito. El hermano rapaillo de este se encargó de ponerlo fino en su día, y hasta que desapareció del barrio, siempre que se cruzaban con él gente que sabia el cuento le daban sus hostiejas y lo vejaban un ratito, no por quemar al chaval, sino por maricón.
ese matiz final... VIVAN LAS CLASES MEDIAS!!!!!
Es hora de poner un banner en Pegamín anunciando productos químicos de ferreteria. De esta nos forramos.
Superwoobinda, le veo lanzado. Su vida es un trainspotting castizo. Escriba más. Necesitamos saber.
Es verdad que era cosa de tias, el Cloretilo era obligatorio en toda fiesta o pijama party de adolescentes alicantinas. Eso y fumar bolsas de té.
De ahí esa pequeña escenita de grupetes de punk, de pop -y de punkpop- en Valencia: la Explosión Cloretilo...no sé si ahi metían también a Don Julio y los Chocolas (nada que ver con servidora)
¿Pijama Party? La que se va a liar aquí.
Ouch? perdone, no he entendido su referencia al Sr. Dallesandro.
Exijo un post Mildred sobre pijama parties, Millana.
Pues igual te complazco, las pijama parties son un buen tema, evocador y de importancia general, pero tengo Mildred en reformas, mi compañero de blog se fue y no se aun si customizarlo a mi antojo para quedarmelo yo sola, hacer un casting o abrime uno nuevo. Queda claro aquí que no tengo tu habilidad para abrir un blog al día. Pero queda apuntado el tema.
Es que 77 se mueve más por impulsos gonadales, torrenciales, por tanto. Si le dejas meter mano en tu blog, te lo iba a dejar como recién pintado.
Yo lo dejaría tal como está. Y haría un casting, pero sólo de chicas.
Creo que a 1977 le he conocido ya 10 blogs, Pegamin Autentico dará paso a Pegamín Español de las JONS que dará paso a Pegamín Universal y hasta el infinito. Tienta hacer un pantallazo de cada blog antes de que desaparezca, con afán coleccionista como Navokov con sus papallonetes.
millaNAAA BONITAAAA
Muy instructivo. Yo en el colegio no pasé de la gilipollez de esnifar tiza machacada... con la consiguiente nariz sangrante
Por cierto, Millana, si no eres de culo excesivamente ancho aquí te hacemos un hueco. A Ender le sobra más de medio asiento.
Qué he dicho antes de lo de los culos gordos, priesito?
No se que es excesivo para ti en cuanto a culos y huecos para culos pero te diré que tu ofrecimiento si es excesivo para mi en cuanto a ofrecimientos. Pero muchas gracias Priest, me halagas. :-)
Ms. Millana, este blog necesita a otra chica... por caridad
puedes cogerme en brazos si te va el rollo maternal
Aunque la entiendo, los pegamines dan mucho yuyu.
Julito, a mi me gustan los culos de todos los tamaños, simplemente temía por la integridad de endersito.
millana, la nueva pussy
ouch! you're breaking my heart!
thanks, joey
Los pegamines dan mucho yuyu.
Pues es verdad, que razón tienes Paca.
fartaba ió
Por eso me he ido de aquí, porque estos cabrones dan un mal rollo que te cagas.
Recuerdo entrar en alguna ocasión a robar las miticas latas de litro de disolvente en alguna ferretería.
El popper apenas te duraba un par de minutillos, te ponía todo el careto rojo y la risa tonta.
Ay Ms. Millana, una se encuentra muy sola en un sitio así, tan rodeada de señores. Se esperan sus palabras como agüita del Carmen.
Y perdónenme, pero Ms. Pussy es insustituible, la adhesión de Ms. Millana no sería una substitución porque Pussy, por mucho que haya sido retirada del Staff, sigue siendo pegamin.
Por cierto, el que haya retirado los poderes que los restituya...como performance, lo de hacer la broma de vez en cuando está bien pero ya sabéis que lo poquito agrada y lo mucho enfada
libertariossss, que sois unos libertariosss, cómo os calienta eso de otorgar y retirar poderes, se nota que nacisteis de una costilla mía
Dadle el poder absoluto a la Paca, por Gayskull.
Qué dice!! Los procesos, y las decisiones son básicamente eso, mejor distribuidos en paralelo...
la paca es un senado en sí mimma
La paca no cree en la representatividad en democracia, ergo no puede ser un senado.
Adivina, adivinanza... ¿Qué novia de la muerte se ha venido conmigo al Pegamin 3000?
lo has puesto a güebo, Ramón, se ha ido contigo tu puta madre.
eres más idiota de lo que pensaba
Me lo dicen muy a menudo.
Pegamin 4000
a ver si te voy a estar sobrevalorando...
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