Por mucho que se empeñe Aranoa, esta modalidad de vida subterranea puede hasta tener su puntito.
Hombre, tampoco vamos a fliparnos y recomendarlo abiertamente porque en el Metro, sea en Madrid o en Moscú, de lo que se trata es de comer suelo como un campeón.
El de Moscú tiene su rollete por aquello de que te puedes culturizar mientras ves como tu vida se va al garete pero en Pegamin vemos con mejores ojos el de Madrid, especialmente si se trata de habitar la estación fantasma de Chamberi y decidir dar rienda total a tu locura jugando a ser cliente del Metro, vigilante y vendedor de tickets:
"Buenas, quería un billete al Manicomio - Son 60 pesetas - ¿60? Ha subido, ¿no? A ver... aquí tiene - Tome, su cambio y su billete - Muchas gracias - Señor, debe usted validar su ticket al entrar - Qué despiste, qué cabeza tengo - Ningún problema, estamos aquí para ayudar - Gracias joven, gracias"
viernes, 26 de febrero de 2010
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16 comentarios:
OLÉ!!
Se echa de menos aquí al lao la tribu de los caseros.
Pues pon una foto de tu puta madre: me consta que es muy casera...su anuncio en prensa reza "recibo en casa"
póngame un pisito, don julito
¿Para cuando una fiesta Pegamin en la estación de Chamberí? Llevo el cava y los postres.
Oye, las veces que he estado en Madrid he visto poca peña con aspecto de residente en el metro, es como un sitio high class o es que la policía no deja a la gente apalancarse?
Te pongo un piso pero tienes que ser mi querida y plegarte a mis deseos
La primera vez que fui en el metro de Madrid se fue la luz y estuvimos parados en la oscuridad unos minutos. Nadie se movió ni dijo nada. Volvió la luz y todos seguiamos en la misma posición, impasible el ademán, como si no hiubiera pasado nada. Entonces es cuando por fin comprendí que estaba en una gran ciudad y no en el poblacho de provincias donde mací.
Por otro lado me decepcionó no tener que pelear con una horda de morlocks caníbales de ojos fluorescentes, antiguos descendientes de los incontables hijos amorfos de Isabel II que fueron abandonados en los subterráneos secretos del Palacio Real.
no sé en que metro iréis vosotros pero, en el de las almóndigas de persona en el que viajo yo, la peña se corta las uñas y restriega sus partes contra jóvenes trotamundos inmovilizadas entre maletas con la misma naturalidad que si lo hiciese en su puta casa.
por cierto, que el otro día uno de los inquilinos se encendió un piti en el vagón y parecía la cosa más rara y más salvaje del mundo.
fumar mata
tío, lo tuyo es bajuno en general, hasta tus viajes en metro, en vez de ender deberías llamarte under
La primera vez que estuve en Madrid y cogí el metro por aquello de experimentar, en ese afán comparativo typical spanish, confieso que el de Barcelona me pareció Versalles.
Esta mañana el hombre que estaba sentado a mi izquierda se ha tirado un eructo bien majo.
¡Que aproveche caballero!
Seguramente se trataba de un Sr. de procedencia esquimal o árabe que daba las gracias por el soberbio menú a priori ingerido, nada de comportamiento selvático o posibles problemas ventrales...
Claro, claro...
De hecho, de ningún modo estaba sugiriendo que en la próxima ocasión lo empujase a la vía al grito de "Eructe con la mascarilla para la respiración asistida desde la UCI impregnándose de sus efluvios, a ver si así le resulta tan satisfactorio...Indecente!".
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