Minutos Musicales

Esta canción sonaba mientras yo estaba en el metro mirando de reojillo una cougar que estoy seguro que se pajeaba con el teléfono de la ducha pensando en mi. Delante tenía una tia tapada hasta los topes, sería febreo, con un gorrito de lana, una chaqueta gruesa y un pañuelo de punto al cuello. Estaba leyendo La melancólica muerte de Chico Ostra de Burton, recien compradito en la FNAC, presupongo, ya que tenía una bolsita entre los pies con otro cosa, probablemnte algo de Gaiman. La chavala era pálida, desgarbada y con los pómulos hundidos. La miraba con ese tono de superiodidad de, menuda tontaca leyendome el cuentico de marras de Burton. Yo estaba por mi cougar, intentando aguantarle la mirada lo máximo posible, darle un buen dedo a la señora, que bastante tendría con su obeso marido putero bigotudo, con la que la vi un día en un Condis. Me disponia a bajar en mi parada, delante de la puerta, moviendo el pie discretamente, algo chulito, al ritmo de la canción de marras que la tenía en mi lista de reproducción de hits chanchis de entonces. Cuando de repente escuché entre el volumen medio de mi Ipod un estruedoso ruido compacto metálico y unos alaridos de horror. Me giré y vi a pocos metros de mis talones la chavala del Chico Ostra despolomada en suelo. Fruto de una lipotimia de ir tan tapada en un vagón en hora punta petado de oficinistas de vuelta del trabajo o de una trastorno alimenticio grave, advinen. Justo en ese momento se abrió la puerta y me bajé mientras los heroes y las señoras intentaban sofocarla. Probalamente murió allí mismo, entró en coma profundo o ahora debe dar más asco todabia verla. Me hice una paja con la cougar esa noche.