¡Malditos, malditos libros!
En anteriores entregas de Pegamin vimos que los libros te pueden joder la vida.
Un pequeño desliz te enseñará, además, que el filo de sus páginas puede provocar dolor. Dolor a nivel usuario, de acuerdo, pero dolor al fin y al cabo.
Pues bien, Umberto Eco nos mostró que los libros también pueden matar de una forma pegamina total; tinta chunga en uno de los libros de la biblioteca de un monasterio ¿francés? (jodidos franceses, sois el peor público del mundo) para que el desafortunado lector se envenene al leerlo.
Hace ya muchos años que leí el libro y no puedo afirmarlo con rotundidad pero estoy casi casi seguro que el monje asesino no se cargaba a sus compañeros tanto por leer el Libro Prohibido como por tener la asquerosa manía de pasar las páginas humedeciéndose el dedo con saliva. ¡Qué asco de gente!
Monje asesino, pegamin está contigo.
martes, 15 de junio de 2010
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12 comentarios:
Así es, Priest (rima!). La saliva disolvía el veneno impregnado en los libros y lo llevaba a la boca del impertinente lector. ¡Menos mal que el Pegamín es digital!
Y es que, esa es una costumbre asquerosa. Cuando la observo en una biblioteca pública me dan ganas de matar.
Aparte de que es una cosa antihigiénica no solo para los demás sino para uno mismo: el papel es la cosa más cerda que existe...está lleno de mierda...mejor no mirarlo por un microscopio porque es como sostener un códice hecho de ébola, sarna y pus caliente
Pues si la de arriba (sopa de amor) realizara ese acto tan indecoroso las paginas quedarian pegadas, sellando cuanto libro prohibido, revista por fasci-culos u orden ministerial. Puro pegamin, vamos.
En el fondo antiguo de mi universidad, cuando los investigadores necesitan alguno de los incunables,especialmente aquellos que se encuentran en estados delicados, el encargado del fondo se pone guantes de látex y le pasa las hojas al investigador, que no puede tocar el libro en ningún momento. El tipo me comentó una vez que una de las cosas que se hacía durante las restauraciones era eliminar los gérmenes del documento y sí, parece ser una cosa guarrísima.
El tipo recuerda a un monje medieval, encuevadito, con su bata y un manojo de llaves de las estanterías de ambiente controlado.
y, claro, tú te pusiste to cachonda
Yo las páginas de las revistas porno las paso con la punta del prepucio.
Encima está como un pastel de queso el cabrón...
paca, la pornobibliófila
Disfrácese de libro, doña, seguro que así le pasa... las hojas.
La imagen de la derecha solamente la podría poner un maltratador
Pues no le digo yo que no. Aunque la mayor parte del personal que trabaja en bibliotecas es... como decirlo...
Cuando hay una/o guapa/o como que está reconcentrado. Jajaja solo hay una biblioteca que abra toda la noche. y es de diseño. no hay ni un puto sitio asocado donde poder disfrutar de un quickie. Puta diafanidad minimal...
a uds. les ha puesto regosones el relato sexuarl del amigo americano
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