Por Todo el Puto Watchtower

Creo que ya lo he dicho en algún sitio, pero siempre que me enciendo un porro suena en mi puta cabeza la intro a “All Along the Watchtower” de Hendrix. Y es que son la misma puta cosa. Y esa cosa lo es todo, lo puto máximo.

David Gilmour lanzó el blues al espacio, y allí se encontró con Hendrix, echando un pitillo, que llevaba viviendo en un planeta eléctrico lleno de damas desde 1967 y para el que era demasiado blanco y viejo para entrar. El mejor músico que ha existido. Lo que hizo Hendrix en tres discos es difícil de definir: Magia, brujería, posesión sobrenatural, proyección astral, viajes transdimensionales...

¿Habéis visto alguna vez a alguien tocar versiones de Hendrix? Son todas putapenicas, son como fuegos de decoración en una chimenea de adorno al lado de un bombardeo de napalm. Incluso la única canción que se considera mejorada, la versión de “Little Wing” por SRV (también grande, como solo puede serlo un tipo que se desayuna tres dedos de whisky con un gramo de coca disuelto, “Si vas a estar todo el día jodido, es mejor empezar a joderlo pronto”) suena a pastiche y a leche aguada al lado de la delicada y preciosa versión original. Con ese solo explosivo al final, una flecha de fuego lanzada por un indio solitario, viajando en la noche junto los espíritus, buscando su comprensión.

A Hendrix le daba vergüenza cantar, decían. También dijo que le dio mucha vergüenza hacer esta versión de Dylan, que acababa de salir del accidente de la moto, quemado con su manager y dejando las anfetaminas. A punto de sacar Self-Portrait y abandonar el mainstream para siempre. Dylan haciéndose autentico, pero todavía con el encanto. El mejor Dylan, el de “John Wesley Harding”. “All Along the Watchtower” es una canción que condensa ese momento de cruce de caminos, basada en la Biblia. Debía significar algo para el, sin duda.

Pero parece que le gustó el resultado, porque la sacó. Y Dylan se encargó de comunicarle personalmente que había superado su versión, que le había dado su forma definitiva. Jimi Hendrix miro muy dentro de aquella canción y sacó un retrato tan bello por lo cercano, por la precisión respecto a lo que Dylan escribió, que es difícil evitar una sensación de pasmo reverencial al oírla, si se evita el estremecimiento que ese viaje por una especie de ¿Oeste medieval cósmico? debe causar en cualquier espíritu humano.

La intro es típica de Hendrix, el despegue hacia alguna parte, muy muy lejos de aquí o muy muy dentro de aquí, quien sabe. Y luego empieza el fraseo, una especie de swing, country folk o slide filtrado a través de un caleidoscopio eléctrico que se invento para aquella canción. Y luego el solo, toda la rabia de Dylan muerde en un segundo en que estabas despistado, disparándose a través de tu columna vertebral, y estas mas vivo de lo que creías. Y luego el segundo solo, un dialogo entre Dioses a través de todo el Universo, a través de todo tu cuerpo, un Dios Ladrón y un Dios Bufón, cada uno hablando en su idioma sobrenatural, y su batalla es tan fuerte que corres a refugiarte a un castillo próximo, corres y corres, mientras la lucha solivianta los elementos a tu paso y una tormenta estalla, y la tierra se levanta y el cielo se abre y fuerzas invisibles se manifiestan en aquella lucha y aporreas la puerta pidiendo asilo, de rodillas ante tanto poder ajeno y superior a tu pequeña alma desnuda.

Y entonces el viento empieza a aullar.