Sabes que admiro mucho tu obra y te sigo siempre que puedo. Por ejemplo, no conozco tus últimos trabajos musicales, aunque el simple hecho de saber que sigues adelante con la música me reconforta. Tienes un currículum impresionante como creadora, eres una figura muy inquieta, y tu carrera, que yo sepa, hunde sus raíces en los 80, con la creación de Música del Arrabal, sello donde publicaste un siete pulgadas y además discos míticos de la vanguardia catalana de la época. Pero cómo era la obra de la Violeta niña?
Yo siempre he sido niña.
Tu obra transcurre por diferentes medios de expresión, desde la literaria con tus relatos breves, tu novela vampírica Carmila o la poesía de la letra de tus canciones hasta la fotografía, la ilustración o el videoarte. Pero siempre reincides en los mismos temas: la pasión por la pureza preadolescente, la amistad, la nostalgia de mundos ideales donde poder vivir un sueño casi prohibido... Podrías desarrollarme un poco este aspecto de tu obra?
No me gusta el mundo de los adultos ni me gusta lo que los adultos hacen a nuestro mundo. Ellos, en general, no son ningún ejemplo a seguir, así que he preferido quedarme en este mundo que no está contaminado por lo que ellos hacen. Las adolescentes se equivocan cuando desean hacerse adultas, porque los adultos no tienen nada que ofrecer. La mayoría se dan cuenta de eso más tarde, pero ya no saben volver atrás.
Qué opinas sobre el amor romántico, la figura del príncipe azul, del amor eterno, y el papel que esta construcción cultural juega en la violencia de género?
El amor heterosexual no me parece nada romántico y más bien me da un poco de asco. Con la de chicas guapas, dulces e inteligentes que hay en el mundo no entiendo que ninguna acabe en los brazos de un hombre. A partir de ahí todo lo que pase me resulta incomprensible.
Últimamente te inspiras mucho en paisajes naturales, que fotografías con gran belleza, y que han aparecido en obras videográficas. Son espacios casi mágicos, feéricos, donde el tiempo se detiene... Qué opinas sobre el paso del tiempo, el memento mori?
Los paisajes que fotografío son nuestro ambiente natural. La ciudad no lo es. Cuando las personas se apartan de la naturaleza todo empieza a ir mal. En la naturaleza, no es que se detenga el tiempo: es que el tiempo no existe. Cada otoño es igual que el otoño siguiente. Miras una fotografía antigua, y si la mano del hombre no ha hecho de las suyas, no podrás distinguirla de una fotografía reciente. En mis paisajes favoritos me siento como una niña del siglo diecinueve que pasea por el bosque y que se sienta a merendar junto a una fuente exactamente igual que hace cien años. Es también el escenario de los cuentos tradicionales, porque antes la gente sabía que la naturaleza nos conectaba con otros mundos y otros seres. Ese conocimiento se ha perdido en buena parte. Ya casi nadie cree en las hadas, en las dones d'aigua o en las deesas de las fuentes.
A pesar de la gran calidad de tu obra, eras una artista casi maldita, condenada a la auto producción de toda tu obra. En su momento reivindicaste la figura de Sumiko Kiyoka, una fotógrafa japonesa que se especializó en el retrato de desnudo de jovencitas preadolescentes, cuya obra es inencontrable. Cómo crees que este "malditismo" afecta a tu producción?
Me apena que lo que hago no tenga más difusión, porque creo que a muchas personas les gustaría y haría que sus vidas fueran más felices. Ésa es la principal función del arte, hacer feliz a la gente. El caso de Sumiko Kiyooka es especialmente triste, porque ha pasado de ser una artista de masas a ser una artista casi desconocida. Creo que es la artista que más me ha marcado en todos los sentidos. Era sensible, entusiasta y honesta, y la admiro profundamente.
En una canción dices "Yo no quiero follar, sólo quiero soñar" Cuál es el papel que representa el sexo en tu obra?
En mi obra, como en la de Kiyooka, no hay sexo. La belleza en su desnudez puede ser turbadora, o sublime si aplicamos la palabra exacta, pero son emociones que no tienen que ver con el sexo. Quizá si me hago adulta vea las cosas de otra manera. No me gustaría perder la inocencia. Los adultos a veces juegan a que son inocentes, pero no lo son y cuando se cansan de jugar vuelven a ser como siempre.
Tienes dos musas, que yo sepa, una es CandyLove, a la que le dedicaste un disco conceptual, y la otra es Silvia, que canta contigo una canción maravillosa. Cómo llegaste a conocerlas? Cómo es tu relación con ellas? Mantienen la magia cuando pasan al mundo adulto o la pierden para siempre?
A Candylove hace mucho tiempo que no la he visto y no sé si deseo volver a verla, porque las cosas que me han contado de ella no me gustan. Creo que aquí, para desalentar a futuras fans, debería decir que no me gustan las drogas (ninguna), ni me gustan los tatuajes ni las perforaciones ni el maquillaje ni las cejas depiladas ni el pelo de colores ni las trenzas de mentira ni la mala educación ni algunas cosas más que ahora no recuerdo. Sobre Silvia, me parece que te confundes: Candylove puso su cuerpo, su voz y su encanto al servicio de lo que yo hacía. Es ella quien canta en el disco. Siento que el tiempo haya pasado por ella. Ése es el problema cuando tú no creces y los demás sí. Afortunadamente, su voz en mis canciones y su cuerpo en mis fotografías permanecen inalterables y puros eternamente. Es la magia del arte.
Hiciste una exposición de desnudos que se llamaba Alicia en el país del Amor, que según se cuenta te trajo problemas legales. Hasta qué punto es esto cierto?
Eso pasó cuando la exposición ya se había visto en varios lugares y la había visitado mucha gente. Fue lamentable, porque las fotografías eran preciosas.
En aquella exposición eras una fotógrafa retratista, en la tradición de Lewis Carrol, pero en tu última producción fotográfica pasas tú a ser tu propia modelo, como si te quisieras mostrar como una niña más entre las que fotografiabas. Cómo valoras este cambio tan importante en tu obra?
A causa de toda aquella polémica, me era muy difícil encontrar colaboradoras pero yo no podía detenerme. Sabía que iba por el buen camino y que debía continuar en la misma línea, así que me puse yo misma delante de la cámara igual que antes se habían puesto las otras niñas. Fue una experiencia nueva, porque ahora podía saber lo que ellas sentían y identificarme más aún con ellas. También me ha permitido hacer cosas que con ellas no podía, como trabajar en lugares de difícil acceso o en condiciones meteorológicas adversas, con niebla o con nieve. Eso ha enriquecido mi obra y me ha hermanado más con la naturaleza.
Cómo te defiendes de los que te puedan achacar sanbenitos como el de la pederastia o el abuso de menores? Crees que tu aproximación a esos temas entorpece la comprensión de tu obra, o al contrario, la dota de sentido?
No tengo que defenderme de nada. Si ven mi obra y no la entienden o no les gusta quizá deberían ver otras cosas. Es lo que yo hago cuando algo no me gusta.
Cómo crees que son las chicas jóvenes de hoy en día, comparadas con como éramos hace veinte años? Hay un cambio generacional o la juventud en realidad es un espacio, un momento universal e inmutable?
No tengo mucha perspectiva para saber cómo eran las chicas de antes. Las de ahora son casi todas encantadoras cuando son niñas, algunas son interesantes cuando son adolescentes y la mayoría son repelentes cuando se hacen adultas. No debería ser así: todas las mujeres deberían conservar la infancia como un tesoro interior que diera luz a su vida. Suena a proverbio japonés, pero es que mi educación artística ha sido japonesa. Mi corazón es mitad catalán y mitad japonés, la mejor de todas las combinaciones posibles.
Cuéntanos a qué serie pertenecen estas fotografías.
Las fotografías pertenecen a una nueva serie titulada “La festa”, que es la fiesta de puesta de largo de una niña que se ha hecho adolescente, y están realizadas en las ruinas del Gran Casino y Parque de Atracciones La Rabassada, cerca de Barcelona, que fue un centro de ocio superlujoso de principios del siglo XX. Para celebrar una fiesta tan importante, había que elegir un lugar de gran categoría. Y esta época entre mediados del siglo XIX y principios del XX (lo que en Catalunya fue la Renaixença y el Modernisme) es mi favorita y la que suelo evocar en mis fotografías.
Entrevista que hice a Violeta Gómez hace ya un año, en Julio del 2011, y que viene publicada, junto con algunas de las fotos, en el Primer Número de Ponytale Stories.