
ETA lanza un comunicado en el que, con su habitual semántica, comunica que "ha decidido el cese definitivo de su actividad armada". Se acabaron los movidones y un audible suspiro recorre Euskalherria. Estamos de enhorabuena. Sin posicionarse en uno u otro discurso, estaremos de acuerdo en que menos es nada y en que Euskadi será por fin un destino apetecible para turistas del Primer Mundo. Vaya por delante que a mí, que cada vez me interesa menos lo que pasa más allá de la puerta de mi casa, me la suda el análisis psicohistòrico que empiezan a hacer los grandes pensadores de la Izquierda y la Derecha, del Nacionalismo más tibio y del más radical: no hago quinielas y menos políticas. No sé en que acabará todo, si habrá unos Juicios de Nüremberg o si compartirán tapa de callos, en el figón de enfrente del Congreso, un Rubalcaba y un Santi Potros. Que cosas más raras se han visto (y si no acordáos de la Transición). Pero una cosa sí que tengo clara: si Javier Gurruchaga -el mismo que vió Faibistes en el Mito's la noche de marras- se curra un emotivo
"Imagine" con la negra esa grandota -sí, sí, también andaba por allí, por lo visto- en algún evento organizado por la unidad de los demócratas desde algún frontón ignoto y en riguroso directo por la Uno de TVE, al alimón con la ETB, servidora igual se echa al monte.