Como a un santo dos pistolas: Especial Heavy Metal (II)

George "Corpsegrinder" Fisher, de Cannibal Corpse



*Headbanging: hacer el molinete con la cabeza mientras tus bandas de metal favoritas llenan el cosmos de violencia, gore, oscuridad, misantropía y demás temas del imaginario de tu subgénero de cabecera.

Recientes estudios afirman que es una práctica de riesgo que puede ocasionar esguinces, trombosis y daños severos en el celebro. Eso sí, si consigues evitar alguno de estos terribles efectos secundarios puede que logres tener un cogote como el de George Fisher: el K2 de los cuellos.

Una garganta privilegiada

Atentos al diámetro de su gaznate, amigos. Ni el mismísimo Conan se atrevería a decapitar a Fisher sin, al menos, asegurarse tres intentos. Un cuello versión secuoya, con capacidad para soportar doce cabezas, una obra de ingeniería cervical como no se ha visto nunca. George ha conseguido sonrojar por igual a diseñadores de collarines, tiendas de foulares, joyerías y fabricantes de bufandas que se ven impotentes para cubrir sus necesidades.
George asegura que alcanza esas simas de lo gutural de una manera natural, sin artificios y sin forzar la voz, cosa que no nos extraña pues en el puto abismo de Helm que tiene por pescuezo deben retumbar los bajos a base de bien. Pero mejor que nos lo cuente el propio Fisher:

"Cuando se le preguntó que si su voz gutural le hacía doler la garganta, Fisher respondió:"ya no, ahí está la gracia, la gente me pregunta cómo hago para cantar así y les digo: ¡wow me aprendo la letra y no puedo parar, algunas personas me lo dicen, bueno...si, mi voz empieza a doler a los diez minutos, pero con el tiempo la voz se acostumbra. Si usted me oye hablar ahora pensará que estoy afónico o que me desperté con algún resfriado pero ése es el sonido natural de mi voz."

Recuerda: si le regalas un polo que sea cuello Mao