como los monos de gibraltar

martes, 2 de noviembre de 2010

Versus barrial

Ayer, yendo a casa de un amigo en Embajadores me encontré en el transporte público de masas a dos yonquis de cuadro sentaditos en pleno diálogo mercantil. Dos carcazas de piel a sus osamentas pegadas, con esa decadencia que brinda el abuso de la heroína y el crack, con un hilito de voz que en sus vanos intentos por subirla cada vez que el tren se metía en un túnel hacían estéril ese esfuerzo reflejado sólo en sus gesticulaciones, lentas como las de un camaleón.

Estos personajes, iban obviamente a Embajadores y desde allí a su páramo, su Banhoff Zoo del siglo XXI (¿adónde va a ser? me contestó una vez un conductor de aquellos bugadrogas una vez que caminaba yo distraído por los alrededores de la Calle Sebastián Elcano, ante mi respuesta de dónde a su anterior pregunta, ¿vamos?).

UNAS HORAS ANTES
Me levanto y leo lo siguiente: http://www.elpais.com/articulo/internacional/alcohol/danino/heroina/crack/estudio/britanico/elpepuint/20101101elpepuint_3/Tes



Y me acordé del borracho de mi barrio, un tipo henchido a base de néctar cervecil, que se le ve ya temprano con una San Miguel de medio litro, un envase más decente que la Mahou de litro que llevaban los semivivos del tren. Que pasea entre los laberínticos caminos de las urbanizaciones, que da charla a la gente. Que se junta con algún otro borrachazo a resolver crucigramas al sol y que dota de un color al barrio que no te lo da ni un niño subnormal paseando un gato con correa; ya sea con su extensión corporal más conocida (la ya nombrada San Miguel de medio litro) o con su feliz presencia en los bares aledaños a la colonia San Ignacio de Loyola atusándose el poblado mostacho.

El borracho superaría a esos lastimosos del tren con una mano atada a la espalda. Que los otros dos daban pena de solo verlos, las manos mugrientas (como todo el cuerpo) y el rictus como manifestando clemencia, pero no me representé muy bien si para vivir un ratitito más o para morir lo antes posible.

4 comentarios:

Sr.Rosario dijo...

Si es que desde que cerró el Louisiana los borrachos han perdido su lustre y color, pero más cornás da el burro.

priest dijo...

¡Ilegalización ya! ¡Contrabando de alcohol askatu!

Don Julito dijo...

Sí. Guapamente.

Don Julito dijo...

Muy bueno el post