Catorce horas viajando y no he conseguido pegar ojo en el avión, pero no quería irme a la cama sin saludarles. He vuelto, justo la noche de todos los santos. El retorno de la muerte.
Acabo de regresar de Ghana, y todavía estoy asimilando las vacaciones. Ghana es el lugar más excepcionalmente insólito que jamás he visitado, y para justificar esto me gustaría darles tres ejemplos:
1. En Fort Victoria en Cape Coast conocí a su encargado Emmanuel, un memorable personaje de colores con el que mantuve una animada conversación sobre el equipo de futbol local, llamado Mysterious Dwarfs (busqué una camiseta, pero es un equipo muy pequeño y no produce merchandising, muy a mi pesar). La conversación derivó de los misteriosos enanos que supervisaban el fuerte y de cuya leyenda el equipo había homenajeado con el nombre, a su amistad personal con Barack Obama. Al parecer Barack lo telefonea cada fin de semana para ver como van las cosas en Ghana y tal. Cuando estuvo de visita en Cape Coast, Barack le dijo a Emmanuel: “Emmanuel, me gustaría ir a visitar a la mamá de Kofi Annan, tu crees que seria apropiado?” Y Emmanuel dijo que por supuesto y le organizó la visita.
Ahora bien, cabe la posibilidad de que esto no sea cierto, sospecha que se enfunda por el hecho de que se estaba fumando un porro del tamaño de Texas. Pero las risas que me he pegado a su costa no las sacrifico por la remota probabilidad de que esto, no sucediera tal cual. Hay que añadir que Emmanuel resultó ser solo el primero en darse a conocer del gran círculo de mejores amigos del presidente, y como pionero le guardo mis respetos.
2. En el primer autobús que cogí a Kumasi la tele emitía a todo volumen recientes producciones de Nollywood en bucle. Ahí fue donde escuché esta conversación:
-Quién es esa?
-Es mi hermana. Porqué? Hay algún problema?
-Si, hay un problema, es muy hermosa. Me quiero casar con ella.
-Me temo que eso no va a ser posible.
-Porqué?
-Porque voy a ser YO el que me case con ella.
Es un giro de guión.
Y yo me piro a vivir a Lagos.
Tuve la suerte de que los locales públicos emiten estas pelis las 24 horas del día, y cada mañana he desayunado con joyitas nigerianas de este calibre.
3. La tercera razón es muy grande, y abarca muchas minirazones: Las calles de Ghana, incluso en pueblos, tienen el mejor ambiente del mundo. Son muy bulliciosas, pero se escucha música en cada rincón. Highlife desde casas, coches, músicos de calle, bares, radios perdidas, transeúntes cantando. La gente se une en bailes espontáneos callejeros cuando se les pone en los cojones. Las misas con góspel son un must, y si como yo tienen la suerte de coincidir con un grupo decente lo probable es que a los diez minutos estén diciendo a gritos: “Hallelujah, praise the lord!”
Los habitantes no pueden dar direcciones porque las calles son entresijos complicadísimos, como telas de araña. Los taxistas no conocen nombres de calles, monumentos u hoteles, y lo mas frecuente es que te acepten el viaje pero después te dejen en un punto al azar de la ciudad. Es imposible guiarse.
Otra cosa fascinante de las calles de Ghana son los nombres de establecimientos: “Innocent Blood Restaurant”, “I beg Enterprise”, “Jesus loves fashion. Clothes” “Don’t mind your wife bar” “Trust in God hair salon” asi como los slogans de las furgonetas: “You lie bad”, ”God is my seatbelt” o “I want you to meet my father” todas escritas en la luna trasera. Pueden pasarse las tardes paseando y leyendo la publicidad religiosa sin aburrirse ni un instante.
Yo solo quería saludarles a ustedes. Acabo de llegar y no he dormido en dos días. Me piro a la cama.